La mama de la mujer es un órgano que tiene unas características especiales y distintas a otras partes del cuerpo, como por ejemplo:
Hay muchos tipos de lesiones mamarias con distintas características en cuanto a tipo (nódulos, asimetrías, distorsiones, calcificaciones, etc), forma y densidad. Todas estas características influyen en la posibilidad de detección en mamografía, ya que pueden quedar enmascaradas por la glándula o verse de forma sutil, en ocasiones suscitando dudas sobre si lo que vemos es real o no.
Al comprimir inmovilizamos la mama, por lo que la imagen no será borrosa, sino nítida.
Al comprimir la mama, nos permite diferenciar tejidos y estructuras dentro de la mama y detectar lesiones sospechosas.
Finalmente, al comprimir la mama, disminuye la dosis de radiación que necesitamos para que el estudio sea correcto.
Todos estos motivos hacen necesario comprimir la mama con una parte específica del mamógrafo con forma de “pala” que se conoce como “compresor”. La compresión permite hacer la mama más fina, es decir, disminuir su grosor. Si la mama se comprime de forma adecuada, conseguiremos imágenes de mejor calidad.
Por ello, la compresión es necesaria y debe ser la adecuada para cada mama, lo que no significa que tenga que ser dolorosa. Una mamografía bien hecha no necesariamente debe ser dolorosa. La percepción del dolor al comprimir la mama es muy variable y depende de factores múltiples, como la sensibilidad mamaria de cada mujer, el momento del ciclo y, fundamentalmente, de cómo se haga la mamografía. En nuestro centro prestamos una especial atención a cómo hacemos la compresión, de forma progresiva, considerando la tolerancia personal al dolor de cada mujer y, lo más importante, combinando “técnica y arte” por la amplia experiencia y sensibilidad de nuestro personal técnico.